Félix Antonio Saborido (1938-2021)

El artista gráfico argentino falleció el 9 de febrero.

Fue un caso singular de la historieta argentina: tenía la capacidad técnica y estilística para “sacar” la línea de dibujantes como Pratt, Crane, Solano López o Robbins. Pero no era un simple imitador, era un profundo observador con la capacidad de asumir como propia el alma de los estilos que admiraba.

“El estilo de los buenos dibujantes está a la vista, se ve cuadrito a cuadrito; yo los miro, los repaso y, sobre todo busco la gestualidad en los personajes”, explicó alguna vez el artista nacido el 7 de septiembre de 1938 en Coronel Arenales.

Su carrera comenzó a los 17 años como ayudante de Arnoldo Franchioni (Francho), y desde entonces nunca dejó de dibujar. Su talento para pasar de un estilo a otro fue fundamental para su ingreso en las redacciones de diarios y revistas como dibujante todo terreno. Paso por Rico Tipo, Sepa Usted, Capicúa, Cariseca, Piantadino, Afanacio, Cocodrilo, Chistosis, La Hojita, Pirulo rompe corazones (de la que fue director de Arte), Satiricón, Mengano –donde comenzó su larga colaboración con Carlos Trillo–, Eroticón, Politicón, Superhumor, el diario La tarde de Buenos Aires, Feriado Nacional, Humor, Mac Perro (de Billiken) y Fierro. “Nunca pude dibujar para mí. El placer lo siento cuando tengo que cumplir con una entrega; ahí le encuentro sabor a mi oficio”.

Entre sus personajes más recordados se pueden mencionar a Rata-man, Turbino Alerón, El doctor Pavura, La pandilla 101 (dibujos) y Sabina (dibujos).

Pero sin duda uno de sus trabajos más famosos fue la creación del póster “¿Dónde está Oesterheld?” que nació de un pedido desde la redacción de la revista Feriado Nacional (1983). Saborido debía componer un gran cuadro con todos los personajes creados por Oesterheld, reclamando por el paradero del escritor. Trabajó durante una noche entera en esa composición que hoy es un ícono de la ilustración argentina. Aquella ilustración que se publicó junto al testimonio del ex detenido Eduardo Arias el 27 de octubre de 1983, no llevaba firma. Sin embargo solo había un dibujante, dueño de todos los estilos, que podía haberla creado. “No la firmé por respeto, porque era un homenaje sentido por todos”, dijo Saborido muchos años después.

Su obra está presente en la Biblioteca Nacional. No solo en su gran producción édita en varias décadas de trabajo en la prensa gráfica sino también en obras originales que supo donar para su resguardo en el Archivo de Historieta y Humor Gráfico institucional. Algunas de ellas fueron exhibidas en el marco de la muestra Trillo de puño y tecla (2013). La triste noticia de su fallecimiento llega en tanto se proyectaba producir una retrospectiva de su obra. Ya sin su presencia física se continuará el proyecto para que todos los argentinos puedan admirar, sorprenderse y reconocer a ese artista dotado de una mano tan dúctil y precisa como para ejecutar los impecables trazos dictados por la lucidez de una mirada inquisitiva capaz de desentrañar el secreto que da vida a todo gran estilo: el de un maestro del dibujo.


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