En 1832 publicó Epitome Historiae Sacrae que fue declarado de uso obligatorio en universidades y escuelas. Un quinquenio más tarde Echeverría fundó la Asociación de Mayo en el salón de la Librería Argentina, propiedad de Sastre, pero debido al apoyo prestado al bloqueo francés la mayoría de sus miembros debieron marchar al exilio. Sastre, por el contrario, se radicó en San Fernando, donde abrió una escuela. Allí publicó una novela epistolar, Cartas a Germania y escribió El Tempe Argentino, obra señera en la que con lirismo sobrecogedor describe la flora, la fauna y la geografía del Delta y propone proyectos de desarrollo para la región. Publicado en 1860 por el gobierno de la provincia de Buenos Aires fue texto de lectura para las escuelas públicas durante un siglo. Acosado por la Mazorca se estableció en Entre Ríos, donde fundó el periódico El Sudamericano y escribió Anagnosia, un método de lectura, también adoptado como lectura obligatoria. En 1849 Urquiza lo nombró inspector General de Escuelas y director del periódico El Federal. Tras la caída de Rosas volvió a Buenos Aires, donde fue nombrado director de la Biblioteca Pública, futura Biblioteca Nacional, pero al poco tiempo fue separado del cargo. Retornó a Entre Ríos, donde fue repuesto en el cargo y escribió un tratado de ortografía y otro de gramática. Tras la Batalla de Pavón continuó trabajando en la Dirección de Escuelas de la Nación. En 1865 fue nombrado director de la Escuela Normal de Preceptores y Maestros de Buenos Aires. Su último cargo público fue el de miembro del Consejo Nacional de Educación.